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¡Hola, tragaldabas!

 

Abrimos nuestro recorrido de aventuras culinarias por Castellón trayéndoos una delicia que sirve para desayunar y empezar contentos el día, para almorzar, merendar o simplemente para disfrutar del momento. Os llevamos hasta el Bar Urbano a probar el Cremaet.

 

El desplazamiento hasta allí fue en tram, la línea para en plaza Tetuán, desde la cual fuimos paseando hasta la avenida Rey Don Jaime, donde encontramos el peculiar café.

 

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Nos recibió Gerardo, uno de los actuales gerentes del bar urbano. Supo, por cómo veníamos cargados de material, que éramos los locos por la comida que estábamos allí para presenciar la elaboración del Cremaet y degustarlo posteriormente, claro está. Supongo que vosotros, tragaldabas, siguiendo nuestra anterior publicación, sabréis ya lo que es un Cremaet, pero para muchos de nosotros aquella era la primera vez que lo íbamos a probar, ya no decimos ver cómo  se elabora, lo que es todo un espectáculo.

 

Gerardo nos fue explicando su elaboración al tiempo que lo iba preparando. Una buena cantidad de azúcar es el primer paso, para restarle amargor al café. Después se añaden unas virutas de corteza de limón, que se pasan por el borde del vaso para una primera impresión algo más ácida cuando nuestros labios rocen el cristal. El siguiente paso es el ron, ingrediente secreto del Cremaet y el que nos alegrará el día. Un poco de agua caliente ayuda que todos los ingredientes se entremezclen mejor. Con un mechero quemó un poco el alcohol de la superficie y ya solo quedó añadir la clave del asunto, el café. Al terminarse pudimos ver cómo quedaba un Cremaet en su fase final, con tres partes. Espuma del café, café y la capa compuesta por el ron y el azúcar.

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El siguiente paso, tragaldabas, fue probarlo. Un sabor intenso inunda todos los sentidos, pero es muy agradable. Sin duda os lo recomendamos.

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Historia, fue algo más que degustamos en el Bar Urbano. Gerardo nos contó sobre los orígenes del bar, de cómo lo montaron sus padres. Para sorpresa de todos aquellos acostumbrados a pasar por delante del imponente autobús de la avenida Rey Don Jaime, este no siempre tuvo la apariencia de un autobús, ni siempre estuvo allí emplazado. Si queréis saber más en profundidad este periodo de transformaciones, os invitamos a escuchar nuestro podcast. Seguro que lo encontrareis muy entretenido y relajante.

 

Gerardo nos mostró fotografías del Bar de la Esperanza, el original y el que conoció en su infancia. De los personajes que frecuentaban el bar, de cómo iba la liga de fútbol del Castellón de la época. También nos enseñó fotografías del Castellón de aquellos años, y nos fue comentando como era por aquel entonces, donde emplazaban el circo, como lo vivían…  La nostalgia podía respirarse. Además nos regaló una postal del bar que pondremos en nuestro estudio.

 

Os invitamos, tragaldabas, a preguntar por su historia cuándo vayáis a visitar el bar, las anécdotas convertirán la experiencia en algo muchísimo más completo, pero, por supuesto, no olvidéis la comida y el delicioso Cremaet.

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Aquí os dejamos un video con la experiencia, tragaldabas.

El aspecto exterior no podía impresionar más. Con la apariencia de un bus de dos plantas londinense se alza un bar con historia y con caprichos culinarios en su interior. El Bar Urbano.  Este negocio empezó en los sesenta por Urbano y Ascensión, los padres de los actuales dueños. El bar es conocido por sus “pitos”, un nombre muy concurrente para nombrar a los bocadillos en un bar que parece un autobús.

¡Gracias! Mensaje enviado.

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